Chido Marca lanzó su nueva playera “Especie en extinción”, una colección exclusiva llena de significados que honran la vida y que resuena desde Sayulita hasta el último rincón del mundo.
Frida Kahlo una vez dijo: No vale la pena irse de este mundo sin darle tantito gusto a la vida, y Chido Marca está completamente de acuerdo. Por eso, lanzamos una edición especial por el día de muertos para celebrar la memoria de los y las que ya no están.
este ejemplo de amor a través de una playera diseñada por Yorckh Juárez Jacome, quien nos comentó que está es su época favorita del año. La tradición de su país es para él una reinterpretación moderna que permanece en la historia viva de los pueblos y mantiene el recuerdo de los muertos: “Festejar un recuerdo es increíble; puede ser desde la música hasta la visita a los panteones, los pueblos, las casas. Todo se convierte en un universo cargado de significados”. Para crear las playeras que homenajean esta tradición mexicana Yorckh se inspiró en un estilo chicano “una mezcla que me pareció el match perfecto para Chido”.
La muerte, eso que muchos temen, que muchos fantasean, eso que muchos seres atravesamos como algo cotidiano en cada transformación que hacemos como personas.
Desde Chido decidimos honrar la muerte, privilegiar el recuerdo sobre el olvido, tener el valor de transmutar el dolor como fuerza aliada de la vida dando cierre al proceso temporal en la tierra de aquellos que fuimos.
México celebra la memoria tomando como estandarte homenaje el recuerdo. Duele morir, duele recordar, duele la ausencia física, duele soltar todo aquello que nos mantenga terrenalmente apegados a nuestra humanidad. Esta tierra mágica nos habla de la presencia viva de esta especie que somos, de la muerte como un símbolo de vida que se materializa en dos días de íntima meditación, honrando en un altar ofrecido a nuestros seres amados y extinguidos.
Esta tradición viene de los antiguos Mexicas, Mixtecas, Texcocanos, zapotecas entre muchas otras comunidades originarias prehispánicas que le ofrecían un culto a la muerte.
Cuando alguien moría era enterrado y envuelto en un petate y sus familias organizaban una fiesta con el fin de guiarlo en su recorrido a Mictlán. La mirada indígena implica el retorno transitorio del espíritu de los difuntos que regresan a casa, al mundo de los vivos, para convivir con sus familiares, nutriéndose de esa comida que amaban y de ese amor.
Los contemporáneos declaran una fiesta nacional toda una Patria elige bajar aquellos seres que ya no están y compartir unos días a partir de altares con ofrendas, caminos de pétalos de Cempansúchil -flor típica de muertos-, veladoras, inciensos, fotografías, chela, tequila, música y muchas cosas más.
Vivir esta hermosa tradición es algo super chido que vale la pena experimentar, así como también darnos la posibilidad de entender que vivimos un ciclo constante de muerte y vida; y comprender que como dijo Frida Khalo: La muerte es tan magnífica, porque no existe, y porque sólo muere aquel que no vivió. Valoremos la vida y démonos todos los gustos porque somos una especie en extinción, chingones únicos e irrepetibles y que después de un paso nos volvemos poderosamente inmortales.
Macarena Leguizamón Buron - Co creadora de Chidomarca